Mucha agua ha corrido bajo el puente desde las primeras alarmas financieras, hace ya un año largo. La bancarrota de entidades financieras, bancos, empresas, primero. El desalojo de deudores hipotecarios, cierre de fábricas, despidos, después.
Según analistas la madre del cordero estaría en la llamada “burbuja especulativa” (o mejor: su estallido). Hasta donde se puede entender, y uno puede explicarlo, “la burbuja” se construye, se infla, acumulando intereses.
Todos sabemos que si pedimos un préstamo a un banco la financiación consiste en pagarlo en cómodas cuotas (para nosotros), a un conveniente interés (para el banco). Este interés se aplica según el riesgo de la operación: a mayor riesgo mayor interés, etc…
Lo que pasó, parece ser, es que se cebaron los bancos y le prestaron a cualquiera, pudiese pagar o no; y todo indica que no han podido pagar…
Hasta fines del año pasado “la burbuja” sumaba u$s147 billones (u$s147.000.000.000.000), pero el PBI mundial, por año, es de u$s43 billones (u$s43.000.000.000.000) –todos números estimativos, en realidad nadie sabe o no quiere saber los montos ni las causas-. O sea, no le alcanza al MUNDO para pagar esa monstruosidad de deuda o interés acumulado (!).
Pero no quiero hablar de política económica, sino de de la falacia financiera que nos ha llevado a esta clase de ridiculeces: que el dinero tiene valor.
Supongamos que Ud se encuentra en medio del desierto de Atacama, donde por cierto no llueve desde que llegó Don Cristóbal, hace más de 500 años; se le presentan dos opciones:
- un maletín con u$s1.000.000;
- un jeep (o la súper-camioneta de la marca que más le guste) con varios bidones de combustible y agua.
¿Cuál será la opción? ¿Cuál tiene más valor?
Obviamente la súper-camioneta. Porque el maletín en estas circunstancias no vale nada, porque solo serviría en una zona urbana. Y si pensó que es una pregunta con trampa: lo es. Sin embargo es en este lugar, en circunstancias extremas, dónde se verifica la valía de las cosas, como la de los hombres. Nótese que la súper-camioneta funciona en ambos ambientes y el dinero no, precisamente porque la camioneta sí posee un valor intrínseco y el dinero no.
Lo único que tiene valor es el trabajo y los productos del trabajo. El dinero fue creado solo para poder aceitar el intercambio de bienes entre productores, como una herramienta comparativa de valores. Por ejemplo: cuantos kilos de papas vale una carreta.
Marx dijo una vez que el valor otorgado al dinero era un fetichismo. Pero en estos tiempos la cosa ha empeorado, llevándonos, esta falacia, a extremos impensables.